escrito por Isabel Torres Jarilla

Libertad, Calidad del Tiempo y Confianza

La sensación de movimiento libre aumenta la confianza en un@ mism@ e incluso en el mundo. Es un indicador interno de que podemos entrar y salir de situaciones peliagudas. 


El sentido de libertad funciona en triada:


  1. Es un ‘sentido’ que se 'significa' con la mente reflexiva, que tiene lógica:  "Entiendo que tengo la posibilidad de moverme como quiera o necesite cuando sea". La mente cuenta el cuento.
  2. Es un ‘sentido’ que se 'siente' en el cuerpo: "al moverme me percibo capaz, tengo la agilidad de moverme y pararme, activarme y desactivarme". Las sensaciones me cuentan sobre mis capacidades.
  3. Es un ‘sentido’ que efectivamente se traduce como 'dirección' en nuestras acciones: "Veo la dirección de mis acciones e identifico indicadores de progreso hacia mis metas". Cada paso cuenta en mi avance. 


Sentir la confianza alimenta nuestro sentido de libertad y, viceversa, alimentar el sentido de libertar alimenta la confianza en la vida. Es bidireccional y un círculo vicioso positivo que no solo nos repercute individualmente, se contagia, inspira a aquellas personas con las que interactuamos, en especial con las que compartimos afectos (como nuestras amistades o familia y personas cercanas, pues son quienes más nos afectan).


Esto ocurre porque como especie social los humanos nos co-regulamos. Nos inspiramos y apagamos mutuamente, tanto por efecto biologíco como cultural.


Culturalmente, lo que contamos y hacemos sirve como referencia. Las historias de vida a las que accedemos -sea en formato película, sea por una conversación o cuchicheo- se integran entre nuestros mapas mentales como posibilidades de vida, no lo podemos elegir, se registra como probabilidades dentro de lo posible en la basta realidad. 


Por otro lado y también como efecto de ser seres sociales, en un nivel biológico, nuestra bioquímica va a verse impactada por el estado anímico y los climas emocionales a nuestro alrededor. Cuando se señala la vibración, la energía de las personas, nos estamos refiriendo a un mosaico de comunicaciones no verbales que sirven como signos de la situación en la que estamos Y esos mensajes tanto si queremos como si no queremos, también nos impactan fisiológicamente.


Los olores, por ejemplo, incluso de los que no somos reflexivamente conscientes (como las feromonas) o gestos y movimientos posturales, movimientos en la cara y las manos, los ritmos al caminar, y los tonos de voz, ruidos ambientales, etc. son otros signos que impactan en nuestra percepción de la realidad.


Del mismo modo que se produce una influencia externa inevitable sobre nosotros, ser conscientes de esto nos da poder, nos da el poder de elegir como afectar nuestra realidad. Cuando empezamos a atender alguno de los elementos de la triada del sentido (sentido lógico, sensaciones percibidas o dirección emprendida) comienzan a retroalimentarse resultados en los demás sentidos y facilitamos el proceso de éxito en el fin emprendido siempre y cuando mantengamos sostenido el foco en él. 


Poner foco implica 3 cosas: atención, intención y toma de acción.


Primero agudizamos la atención para darnos cuenta de qué ocurre y cómo ocurre -para poder intervenirlo-. ¿Es esto bueno para mi meta? ¿Me muevo en otra dirección o continuo por esta via?


Segundo, poner foco implica atender la intención detrás de nuestro pensar y obrar; nos fijaremos en dónde y cómo estamos invirtiendo nuestro tiempo y energía y empezaremos a recortar aquello que no tenemos intención de alimentar más. Si no aporta, se aparta.


Y, tercero, poner foco implica la toma de acción alineada con nuestros fines. Independientemente de la velocidad de los cambios en la dirección escogida, evolucionaremos para completar nuestro objetivo si continuamos actuando en su favor.


Cada paso que nos acerca hacia nuestra meta alimenta la confianza propia y, por supuesto, como resultado de la dopamina, continuaremos persiguiéndola, mejorando, lo cual, de nuevo no hace sentir más fuertes, más capaces y más motivados para continuar actuando.


El mayor secreto del sex appeal, aquí revelado: ¡es la confianza! (ni la sonrisa profident, ni la camisa Armani o el bolso de Channel).


La evolución positiva se nota y cuenta incluso cuando no decimos nada. Irradiaremos confianza, tanto verbal como no verbalmente. Además, esa seguridad interna nos hará menos frágiles ante situaciones adversas externas.


Finalmente, y para cerrar (o abrir, según quieras significar un final), en cuanto a la calidad del tiempo, conforme ponemos foco en nuestro autocuidado y autopercepción, nos sentimos mejor con nosotros mismos, ganamos tranquilidad interior. Aprender a tratarnos bien implica alimentar menos miedos y que los que puedan surgir no sean un ancla contra nuestra transformación. La seguridad en nosotros mismos repercute en la capacidad para tomar nuevos desafíos. Aprendemos a tratarnos bien conforme actuamos y esto nos hace resilientes.


Otro efecto positivo de poner foco es que optimiza el rendimiento del tiempo dedicado a algo. Al priorizar y concentrar nuestra acción en una actividad, sin que la atención se vaya como una hoja movida por el viento, aumenta la progresión continua. Además, evitar estar haciendo 100.000 cosas a la vez previene sentirnos divididos, con el tiempo restringido y la cabeza echando humo para recuperar el hilo de lo que andábamos haciendo. El tiempo y energía puesto en lo que decidamos priorizar multiplicará sus efectos.


En conclusión, la capacidad de focalizarnos en una tarea cada vez optimiza nuestra dedicación y genera un sentimiento positivo sobre nosotras mismas. Descubrir que, aunque el mundo externo nos afecta, seguimos teniendo agencia en nuestro mundo interno, que podemos decidir en qué y cómo poner atención e intención a nuestras acciones nos permite valorar y disfrutar de nuestro tiempo, ya sea cuando lo invertimos en nuestra empresa, entrenamiento, familia, amigos o en solo time.


Al poner más atención en lo que sucede en el ahora, el instante gana profundidad y el tiempo se expande.


El autocuidado, el amor propio funciona como fundamento de cualquiera de los éxitos que estemos buscando. De hecho, disfrutar del proceso de creación de nuestros objetivos, disfrutar del camino es el éxito en sí mismo. Después de todo, llegar a una meta es el final y, por lo tanto, otro principio más. Por suerte o por desgracia, siempre queremos más. Aprender a recorrer el camino, disfrutarnos y disfrutarlo es sentir la realización del éxito en el momento actual, sin postergarlo a un “cuando tenga…”/ “cuando sea” / “si tengo…” / “si llego a…”. En cada ahora, si nuestra acción tiene sentido(s) el éxito será una realidad. 




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